Robert es el nuevo presidente de los jóvenes del pueblo y, como tal, encargado de organizar estrambóticos torneos de fútbol, entierros de personalidades del lugar y elecciones más o menos fraudulentas. Sueña con el futuro de altos vuelos que promete cada nuevo candidato y para conseguirlo cambiará de bando tanto como haga falta. Y también perseguirá a los Catapila, esos ingratos extranjeros que han hecho florecer la economía y quieren, ¡maldición!, los mismos derechos que la gente del lugar.
La segunda parte de la trilogía político-social marfileña de Venance Konan puede leerse como relato independiente o como continuación de Robert y los Catapila. El autor ofrece, con su humor habitual, las claves para entender la crisis que dividió Costa de Marfil en la primera década del 2000.