Se sabe que fue por sugerencia de Schopenhauer que los editores de Kant empezaron a incluir en las nuevas ediciones de la Crítica de la razón pura los pasajes que habían sido suprimidos y sustituidos por el propio autor en la segunda edición (los más significativos de ellos, la Deducción y los Paralogismos, por tratarse de capítulos íntegros de la obra); desde entonces nos hemos acostumbrado a tratar como igualmente originales, con todas las dificultades que ello implique, las dos ediciones de 1781 y 1787. Todo el siglo XX estudió la Crítica de la razón pura en originales alemanes o traducciones que incluían las variantes entre las dos ediciones. A los problemas que entrañaba ya la dificultad del pensamiento de Kant se añadía ahora el de optar por una u otra de las exposiciones, o el de intentar explicar la razón de los cambios entre una y otra, cuando no simplemente el de conciliar una con otra. La simpatía y preferencia de Schopenhauer por la primera edición fue, sin duda, lo que motivó su sugerencia para las nuevas ediciones; pero entonces queda la pregunta de por qué Kant sustituye un pasaje que goza de nuestra preferencia por otro que nos parece insatisfactorio y que demeritaría, por lo tanto, su obra