El volumen, que arranca con la introducción de Fernando Diaz-Plaja, contiene el segundo libro de la obra maestra de Defoe, sobre el náufrago superviviente Robinson Crusoe, de York. Comienza con el matrimonio de Crusoe en Inglaterra, donde compra una granja en Bedford y tiene tres hijos. Robinson padece depresión por la necesidad de ver “su isla”, no hablaba de otra cosa, y no soporta que los demás no crean la historia posterior a su naufragio. La única excepción es su esposa, quien decide acompañarle, pero fallece antes de emprender el viaje. Finalmente, Crusoe zarpa con Viernes y descubren que los hombres que habían dejaron en la isla una década atrás habían tenido dificultades, pero se unieron tras un intento de invasión de los caníbales. El marinero de York intenta consolidar el liderazgo en la isla y mantener la organización, dejando materiales útiles, un sistema legal basado en el honor y obligando a las parejas que cohabitaban a casarse. Desde ahí continúan las aventuras que le llevarán a otros viajes por numerosos mares, a sus relaciones con los nativos de tierras desconocidas o a sus aventuras en puertos de China y Rusia (entre otros lugares), en un impresionante itinerario que dudará diez años y nueve meses.