Peter y Rebecca llevan casados más de veinte años y son padres de una hija adolescente. Él es el dueño de una galería de arte, ella dirige una revista cultural, y juntos dibujan el perfecto perfil de la pareja feliz, perfectamente integrada en el barrio de Manhattan donde conviven en un loft espacioso, lleno de luz y siempre dispuesto para la visita de amigos y conocidos. Los dos se aprecian y aún se atraen sexualmente; parece que poco más podría pedírsele a la vida, pero de repente entra a formar parte de su rutina un elemento perturbador: es Ethan, el hermano pequeño de Rebecca, el que nació casi por error, cuando sus padres ya no lo esperaban, hasta el punto de que todos le llaman Mizzy, el «error». Ethan solo tiene veintitrés años y es hermoso, tan hermoso que Peter, al verle una mañana dormido, recuerda a Rebecca cuando ella tenía la misma edad. El chico parece al principio apático, indolente; no sabe todavía cómo negociar con la vida y su debilidad por las drogas le ha llevado a la deriva más de una vez. Ahora, alojado en el loft de su hermana mayor, empieza a interesarse por el trabajo de su cuñado, lo acompaña en sus visitas a los artistas y a los clientes, y nace entre los dos una complicidad extraña, que los puede llevar a experiencias imprevistas. La novela más ambiciosa de Cunningham después de Las horas.