Y eso es bueno, porque nos permite empezar a prepararnos para la siguiente. Que vendrán más es innegable, aunque no podemos predecir cuándo ni qué las causará. Puede ser, incluso, que la próxima vez nos tengamos que enfrentar a un microbio más letal que este, y si entonces volvemos a cometer los mismos errores, las cifras de muertos podrían ser fácilmente comparables a las de las grandes plagas históricas, que ahora vemos como algo de un pasado imposible de repetirse.