La curiosidad tiene varias definiciones en nuestro diccionario:
“Interés por conocer alguna cosa, o averiguar algo”, “circunstancia, hecho u objeto que resulta llamativo, raro o digno de interés”…
El hecho es que la curiosidad nos pone en un plano perfecto para inventar cosas, para imaginar o para conocer. Es nuestro motor para movernos a preguntar, explorar, descubrir, aprender, expandirnos… Y por supuesto, también para escribir.
La curiosidad es la primera pata de nuestro trípode creativo. Es posible que nuestra vida nos haya llevado por otros derroteros, y no seamos tan curiosos con las pequeñas cosas como en nuestra más tierna infancia. Aún así, no nos será difícil encontrar algo en nuestra vida que nos provoque esta emoción.