Este importante ensayo de Friedrich Georg Jünger ofrece una reflexión, crítica aunque no polémica, acerca de la filosofía nietzscheana. Sus pensamientos se desenvuelven sin retórica, sin adornos, con claridad, medidos con un ritmo perfecto y exacto. El resultado de esta honestidad intelectual es una interpretación libre y abierta de la obra de Nietzsche. Poesía y filosofía dialogando una con otra y un diagnóstico de la modernidad: estos son los puntos cardinales de la obra de Jünger.
Para el autor, sólo hay tres obras del filósofo que pueden ser tenidas como verdaderas obras maestras de la filosofía: El nacimiento de la tragedia, Así habló Zaratustra y La voluntad de poder. A Jünger no le interesa el Nietzsche escritor de aforismos y contempla con enorme desconfianza al Nietzsche psicólogo y crítico de la moral. Para él, su obra es “como un centauro”, en el sentido que aúna cosas desemejantes: filosofía y poesía, análisis y clarividencia, conviven con una tensión entre el impulso de la racionalidad, que tiende a establecer límites, y una mirada totalizadora, que lo contempla todo desde su atalaya.
Esta pequeña joya ha dado la clave exacta del pensamiento de Nietzsche con referencia a la diferenciación entre poesía y filosofía y a la insistencia en el caracter apolítico de sus reflexiones, convirtiéndose de esa manera en una contribución valiosa al debate acerca del legado de uno de los filósofos contemporáneos más influyentes.