En este que es considerado su ensayo fundacional, Spielrein vincula al sexo con una negatividad que se revela como el aspecto subjetivo de la conducta destructiva. Sus planteamientos funcionan como puentes para conectar la teoría freudiana del desarrollo sexual con la teoría jungiana del inconsciente colectivo. El texto plantea un conflicto entre dos formas de psiquismo (la psique colectiva y la psique individual), y lo traslada a otro contexto: el de las creaciones artísticas, en las cuales hay, a su juicio, una regresión del ego a formas arcaicas, infantiles, pero también a la psique colectiva, lo cual permite una transformación del ego.