alguien que llegó tarde le acerca una taza para lavar, la deja casi con pudor, o miedo
al costado de la pileta. Esto no termina más
y no termina,
empieza todo el tiempo.
En la circulación
de la pileta al escurridor a la alacena, y después a la mesa, y vuelta a la pileta
se nos están pasando nuestros días
pero no son estas las cosas que pienso
mientras lavo parada frente a la pileta.