No sé a dónde vamos, ni él ni yo, pero sé que quieren llegar hasta allí. Somos como horas y minutos que intentan llegar al mismo segundo y se dan la mano al adentrarse en nuevos días y en la promesa de algo mejor.
Pero aunque sabremos lo que viene y sepamos lo que ya ha pasado, nunca conoceremos el presente. Este momento y el próximo, e incluso el que ha pasado ahora mismo, ya se han ido, ya han pasado y lo único que nos queda son estos cuerpos cansados, la única prueba de que hemos resistido al tiempo y hemos sobrevivido.
Pero al final, valdrá la pena luchar por una vida así.