Cuando cierras los ojos al hablar imagino que vienes del abismo a tus palabras, que vienes de la oscuridad a la luz doméstica de los cuerpos.
Cuando cierras los ojos, tus palabras son sombras que se alargan por la recámara, más allá de la puerta, y más allá todavía, hacia la calle. Sombras que se alargan sin romperse.