El continuo diálogo de Jorge Luis Borges (1899–1986) con los escritores mexicanos inició en la década de 1920. Las visitas del argentino a nuestro país en 1973, 1978 y 1981 (la primera y la última para recibir sendos premios: el Alfonso Reyes y el efímero Ollin Yoliztli) fortalecieron esos lazos; después, su obra ha seguido generando múltiples y diversificados ecos (como ha sucedido también en otras lenguas y tradiciones culturales). Este libro estudia el diálogo borgeano más o menos directo con algunos de ellos (Juan José Arreola, Juan Rulfo, Carlos Fuentes, José Emilio Pacheco y Octavio Paz, en el orden, no cronológico, como aparecen aquí) o bien como una herencia textual visible en incontables escritoras y escritores actuales. También se analiza el papel de México en la lamentable atribución errónea de un poema a Borges.