El sueño de vivir sin trabajar

Como señala Graham Burchell (1996: 29), las formas neoliberales de gobernar “alientan al gobernado a adoptar cierta forma emprendedora de relación práctica consigo mismo como condición de su efectividad y de la efectividad de esa forma de gobierno”.

Nos encontramos ahora en un momento muy distinto del período moderno temprano analizado por Weber. Para él, las tribulaciones éticas en torno de la salvación de los creyentes protestantes europeos proporcionaron nada más que el ímpetu inicial para la acción capitalista, pero una vez que prosperó el capitalismo, “las raíces religiosas empezaron a secarse y dieron lugar a consideraciones terrenas y utilitarias” (Weber, 2002a: 118; véase también Wherry, 2014: 421-422)

Max Weber en el surgimiento del sujeto moderno y de la acción económica capitalista. Tanto en La ética protestante y el espíritu del capitalismo (2002b),

Max Weber en el surgimiento del sujeto moderno y de la acción económica capitalista. Tanto en La ética protestante y el espíritu del capitalismo (2002b),

y Miller, 2014: 19; Power, 2011: 42; Steiner, 2008; Szakolczai, 1998: 1405). En mi análisis de la autoayuda financiera, reúno estas dos teorías que, si bien diferentes, presentan importantes afinidades.

Encontramos en Weber una primera inspiración para el análisis de la intersección entre metas éticas y herramientas técnicas en la configuración de los actores económicos (Weber, 2002a: 366). Otras dos teorías, más recientes, analizaron, de maneras diferentes, pero con ciertos puntos en común, el modo en que se constituyen los actores en las sociedades contemporáneas: gubernamentalidad y performatividad económica. Estos dos marcos teóricos le deben mucho al foco weberiano en la conducta de la vida (Callon, 2008; Gordon, 1987; Mennicken

Como aprendí a lo largo de dos años de trabajo de campo, la libertad financiera es dos cosas a la vez: primero, no tener que trabajar para obtener un ingreso; segundo, una condición interna del yo, en virtud de la cual el individuo debe superar sus temores para asumir riesgos económicos.

Concebir el neoliberalismo en estos términos permite captar cambios en las sociedades contemporáneas que han sido sutiles y a la vez profundos. Foucault (2007: 271) identificó como una de las características más prominentes del neoliberalismo la noción de que los individuos deben convertirse en “empresarios de sí mismos”. Al usar los mercados como técnica gubernamental, el neoliberalismo alienta a los individuos a construirse como sujetos autónomos y libres, capaces de competir. Para Foucault, el neoliberalismo (en particular, en su versión estadounidense) entiende a los individuos como unidades de negocios dedicadas a la acumulación y maximización de lo que economistas como Gary Becker denominan “capital humano” (Foucault, 2007: 255-274)

Visto desde esta perspectiva, el “repliegue” del Estado bajo el neoliberalismo no es tan solo un repliegue, sino una “técnica positiva de gobierno” (Barry y otros, 1996: 11). El neoliberalismo promueve espacios de autonomía individual con el fin de que el Estado intervenga de manera menos directa en su tarea de influir en las conductas de la población. La libertad y la posibilidad de elección autónoma que el neoliberalismo otorga a los individuos no es, por lo tanto, una reducción del “gobierno” sino, antes bien, una reformulación de técnicas gubernamentales que asigna mayor énfasis al autogobierno individual (Laval y Dardot, 2015).

para Foucault y otros autores que analizaron las sociedades contemporáneas a través de sus conceptos, lo que distingue al neoliberalismo es un enfoque del arte de gobernar en el cual la prioridad es gobernar “a distancia” (Barry, Osborne y Rose, 1996; Miller y Rose, 2008; Rose, 1996).[3] El neoliberalismo es, en general, un intento de desplegar mecanismos de mercado no solo en cuanto sistema de distribución de bienes y servicios, sino como un principio de gobierno que puede aplicarse a cualquier ámbito de la vida.