La autora revela la diversidad cultural en el municipio mexiquense de Tlalmanalco y destaca cómo las industrias, papelera y textil junto con el metodismo, contribuyeron a crear oportunidades a los lugareños en tiempos del periodo porfirista. De igual manera hace evidentes las carencias educativas y económicas que vivieron los pobladores que no fueron cobijados por las empresas.
Señala que mientras que en la ranchería de San Rafael, predominaba la religión católica y una papelera, con directivos de origen español, beneficiando a los vecinos con fuentes de trabajo, escuela, baños, lugares de esparcimiento y viviendas, en San Mateo Tezoquipan Miraflores, se encontraba una factoría textilera, dirigida por un empresario inglés, de nombre Jacobo Robertson, practicante de la religión metodista, quien fomentó sus creencias en el nuevo territorio y creó una escuela junto al templo religioso logrando lo que las autoridades y especialistas de la educación local no pudieron: tener una escuela primaria de primera clase con instalaciones adecuadas para que los niños tlalmanalquenses recibieran clases como lo hacían en las grandes ciudades.
En contraste, dice la autora, habían escuelas de tercera clase, tanto en la cabecera municipal como en los otros pueblos, con múltiples carencias: sin instalaciones propias, alumnos con ausencias constantes, docentes sin recibir pago y carentes de los conocimientos necesarios para estar al frente de un grupo, sumado a ello el poco interés de los gobernantes municipales porque la educación no era una de sus prioridades. Como consecuencia, los niños abandonaban otros colegios para caminar varios kilómetros y recibir cátedra en la escuela metodista.
Lo novedoso de este libro es que contiene información inédita e innovadora a partir de la transformación del paisaje campesino al fabril. Mientras que en la cabecera y los pueblos aledaños se respiraba pobreza, en las comarcas ya mencionadas, la economía iba poco a poco y como consecuencia hubo escuelas de mayor prestigio, por su calidad en todos los aspectos. Finalmente la autora destaca que las reformas educativas durante los gobiernos de Don Porfirio Díaz, en lo nacional, y del general Vicente Villada, en lo estatal, tuvieron deficiencias que permeaban en las escuelas establecidas por el gobierno en el municipio de Tlalmanalco, aun cuando las autoridades municipales implementaron medidas para reducir las carencias en las aulas tlalmanalquenses.