Amor fingido

hombres que no conocía

las tres de la mañana

Me miré en el espejo del baño y mi aspecto me dio nauseas. Aquel era uno de esos días en los que podía decir con razón que me sentía realmente fea.

Allí, encogida y llorosa en el asiento de mi coche, parecía muy pequeña. Muy pequeña para todo el espacio que ocupaba en mi corazón.

La meta no es perder kilos, es ganar amor.

Lo siguiente que supe es que una fuerza superior me llevó a unir mis labios de nuevo a los suyos, reclamando su tacto, su sabor…
Mi jodida perdición.

Llevo años pretendiendo ser feliz, intentando serlo

Fingir que eres feliz es sencillo.

¡Enano! ¡Esta noche toca pizza quemada!

Matemáticas, asignatura que odiaba