La Comunicación Responsable exige de las personas competencias, habilidades, conocimientos y actitudes éticas para que se logren aprendizajes, saberes, prácticas, contextos y responsabilidades más humanas, sustentables, cooperativas y armónicas que deriven en un mejor actuar personal, institucional, profesional, me— diático y gubernamental. Un liderazgo ético basado en una comunicación responsable, sin duda, derivará en una mejor ciudadanía, en empresas más comprometidas, gobiernos más plurales y democráticos, en una sociedad civil más participativa y medios más preocupados por garantizar la inclusión y democratización de la acción comunicativa. Con estas coordenadas, la obra despliega el modelo de Comunicación Responsable, propuesto Hilda Gabriela Hernández Flores, en torno a la comunicación organizacional, gubernamental y política, con exploraciones en distintos estudios de caso, atendiendo a la transversalidad de la perspectiva de género y la digitalización de los procesos de comunicación.