Durante casi veinte años Konstantín Stanislavski redactó, con innumerables correcciones, el libro que habría de explicar con lenguaje claro y sencillo el sistema de entrenamiento que empleaba con sus actores y con él mismo. Debía recoger tanto la preparación emocional e intelectual como la preparación física y vocal, que en la práctica están unidas, pero que metodológicamente convenía separar. Así nació El trabajo del actor sobre sí mismo en el proceso creador de la vivencia, volumen publicado en 1937 y que recoge la preparación interna del actor y cuya edición fue revisada por el autor. Debido al fallecimiento de Stanislavski en 1938 la segunda parte quedó sin publicar hasta 1951, año en que vio la luz El trabajo del actor sobre sí mismo en el proceso creador de la encarnación.
En este volumen, complemento indispensable del primero, se expone con precisión el trabajo que el actor debe abordar sobre aspectos tan importantes como la plástica, la expresividad corporal, el habla escénica o el tempo-ritmo, entre otros.
Ambos volúmenes forman una obra de extraordinaria utilidad para actores y directores y son materia imprescindible para cualquier interesado en el teatro. Como lo prueba la enorme influencia que el llamado Método ha tenido en compañías y escuelas de las más diversas tendencias.