En su último libro, Gardner anota una frase que lamento mucho no haber leído antes, porque me hubiera servido de introducción en mi libro. Dice Gardner: «Las democracias actuales viven permanentemente bajo el temor a la influencia de los ignorantes». Esos ignorantes a los que se refiere Gardner no son los ignorantes que no saben cuál es la capital de China o cómo se llama el padre de tal rey; la ignorancia a la que se refiere es aquella que desconoce los mecanismos civilizados; que ignora cómo se piensa, se estudia, se lee o se discute, que ignora cómo comprender críticamente lo que ha escuchado. Esta es, repito, la ignorancia peligrosa porque atenta contra los principios de la democracia. No se puede pedir ciudadanía a quien desconoce los mecanismos de comprensión, de crítica y de diálogo sobre los cuales se basa la educación.