López Obrador se asume como un “delegado del pueblo, como el hombre común a quien le corresponde hablar en nombre de todos porque, precisamente por ser común, es uno más, pero uno entre muchos idénticos a él”.11 Al respecto, el historiador retoma la crítica de José Revueltas al régimen de la Revolución mexicana, el cual impidió la emancipación de las clases populares y trabajadoras que terminaron por considerar propios intereses ajenos, confundieron la emancipación con la incorporación subordinada al Estado revolucionario y concibieron el mundo desde una ideología ajena a su propia clase. Desde esa óptica, señala el autor, el régimen de amlo se estaría moviendo en una lógica similar: una que “incorpora a las clases populares, aunque sin ofrecerles la posibilidad de liberarse ni autogobernarse”.