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Books
Ian McEwan

El espacio de la imaginación

  • Josué Tello Torreshas quoted2 years ago
    Nabokov enseñaba a sus estudiantes de primer año en Cornell cómo leer y escribir sobre narrativa. Les aconsejó que se olvidaran de los temas y de «las bobadas de las generalizaciones», y en su lugar «acariciaran los detalles
  • donguerivhas quoted9 months ago
    Antiestalinistas, antitotalitarios, antirrusos, Orwell y Camus se habían colocado fuera de la corriente general de la ortodoxia de la izquierda
  • donguerivhas quoted9 months ago
    Cuando pensamos en Orwell escribiendo Mil novecientos ochenta y cuatro en Barnhill, en la isla de Jura, podríamos evocar al hombre del cigarrillo perpetuo, una figura alta e inclinada sobre su máquina de escribir como si estuviera encadenado a ella, completamente entregado y motivado, trabajando contra reloj, tratando de hacer caso omiso de sus pulmones dañados. Pero en esos meses también remaba, pescaba, cavaba, aserraba, cortaba leña, arreglaba su moto, reparaba lo que estaba averiado
  • donguerivhas quoted9 months ago
    En una ocasión le pregunté a mi amigo Christopher Hitchens, que vivió una provechosa vida de escritor bajo el hechizo de Orwell, si alguna vez había pensado en escribir una novela. Su respuesta fue reveladora y le habría gustado a Orwell. Hitchens dijo que nunca podría escribir una novela porque era incapaz de dejar de pensar políticamente
  • donguerivhas quoted9 months ago
    A finales de los años treinta, en una enérgica reacción a la intrusión de la ideología, del pensamiento «correcto» en el pensamiento privado y el discurso público, y lleno de desprecio por lo que él denominó «la policía de la ortodoxia», alarmado por los estados totalitarios de Alemania, Rusia e Italia, Orwell se vio sumido en una lucha de civilizaciones
  • donguerivhas quoted9 months ago
    En 1940, Orwell preveía que Gran Bretaña sería invadida por Alemania. Para los escritores de izquierda –lo que significaba para la mayoría de los escritores–, el compromiso político implicaba aferrarse al sueño soviético, a pesar de las evidencias del primer Plan Quinquenal, la hambruna ucraniana, las Purgas y las Farsas Judiciales, y, más recientemente, el Pacto germano-soviético. Ese tipo de compromiso político, tal como lo veía Orwell, era un espacio sobrecalentado y sofocante donde imperaba la mentira
  • Soliloquios Literarioshas quotedlast year
    Los escritores como Basho que eligen el vientre de la ballena, que se niegan a decirnos lo que piensan, o lo que debemos pensar, que quieren celebrar o investigar el amor, la infancia, los semanarios juveniles,4 las ranas o las delicias de prestarle una atención especial a uno o dos detalles, deben tener libertad para hacerlo. El escritor que niega esa libertad, a sí mismo o a los demás, está –y cito– «en efecto, reclamando su propia destrucción». Así habló, paradójicamente, Orwell... desde fuera de la ballena
  • Soliloquios Literarioshas quotedlast year
    la soledad cada vez más difícil, a una especie inteligente-estúpida que ha tenido demasiado éxito y que ensucia su propio nido? ¿El interior es ahora el exterior? ¿
  • Soliloquios Literarioshas quotedlast year
    Las ranas existen desde hace doscientos millones de años, en comparación con los doscientos mil del hombre. Aparte de los desiertos del Sáhara y Arabia, el extremo norte y la Antártida, pueblan toda la tierra. Con su piel porosa, ocupan un punto intermedio en la cadena alimentaria, y son excepcionalmente vulnerables. Se adaptan muy bien a su entorno, y por ello los ecologistas las consideran barómetros medioambientales, es decir, que una disminución de su población es un indicador fiable de la degradación ambiental. Las estimaciones más optimistas indican que más de dos mil quinientas especies de ranas están en peligro de extinción. Ciento treinta especies de ranas han desaparecido desde la década de 1980.
  • Soliloquios Literarioshas quotedlast year
    Lo ordinario, lo cotidiano está a punto de cambiar por completo. La novela realista tendrá que esforzarse mucho si quiere evitar o negar lo que es real.
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