Eliseo Diego el más grande poeta cubano escribió en 1974 un verso de resignación ante el tedio: “la eternidad por fin comienza un lunes”.
Treinta y dos años después, cada martes, su hijo Eliseo Alberto, lichi, le juega una broma invariable en las páginas del diario La Crónica de Hoy demuestra en un artículo de mil palabras que es la felicidad lo que, en verdad, empieza un lunes.