Empezamos con pataditas bajo las sábanas, seguimos con dientes, lengua, labios, saliva, un laberinto de piernas y brazos desnudos, resbaladizos, y terminamos cepillándonos los dientes, una al lado de la otra, frente al espejo del baño, como si lo hubiésemos hecho todas las noches de nuestras vidas.