Previas a las lógicas del sujeto, las lógicas convencionales, de objeto y proposiciones (sin duda imprescindibles) fueron –y son– empleadas para mantener el estatus de la obediencia en general y de la mujer en particular. Las nuevas lógicas del sujeto, del significante, del sentido, de la ambigüedad, de la libertad, de la irracionalidad, del tiempo y de las paradojas construyeron nuevas racionalidades, con cuya ayuda deconstruimos textos y discursos. Así nos sumergimos en paradojas típicas del género: las mujeres son educadas para no-ser quienes podrían ser, partiendo de un ser que obedece a quienes la educan para que aparentemente sea. Otra; las mujeres que militan en partidos políticos votan a los candidatos varones, quienes, una vez logrado el triunfo, reavivan su posición de sujeto dominante que ellas mismas votaran, lo cual las coloca en posición de objetos que eligen a un sujeto que prometiendo reconocerlas como sujetos ganará un mercado, para después solo reconocerlas como objetos (destinados a limpiar los comités y conseguir votos).