Sin embargo, ¡vuelve a tus deberes o te denunciaré, y entonces tendremos que padecer todo el insufrible papeleo de la separación!
LA HIJA.— ¿Regresar? A la estufa de hierro y a la olla de col, a la ropa de niño…
EL ABOGADO.— ¡Claro! Hoy es día de colada, y por cierto tenemos que lavar todos los pañuelos…
LA HIJA.— ¡Oh!, ¿tendré que volver a ocuparme de eso?
EL ABOGADO.— La vida, toda la vida, no es más que eso, repeticiones… Mira al maestro de la escuela… Ayer lo promovieron a doctor, le impusie ron la corona de laurel y dispararon salvas en su honor, entró en el Parnaso y recibio el abrazo del monarca… Y hoy vuelve a la escuela a preguntar cuántas son dos por dos y así lo seguirá haciendo hasta que se muera… ¡Anda, ven, regresa a tu hogar!
LA HIJA.— ¡Prefiero morir!