El coloquio de las perras

Alguien la leía, pero no tenía isla

Igual que Odiseo, la mexicana tuvo que viajar mucho para regresar a esa hostil isla de origen en la que su vida pondría fin.

Elena Garro era Odiseo. En su brillantez y en su miseria. En su deambular y en su inteligencia. Elena Garro era un Ulises, y como tal, su viaje no pudo ser más estremecedor

Querida Rosario, una vez más, tú disparas al que se cree amo, pero nunca hacia los cuerpos libres y hermosos de las perras.
Tuya,
Luna.

no ha habido cambio alguno en la recepción, lo que sí ha habido es un gran gusto por esta literatura maravillosa que están escribiendo las mujeres de parte del público».

yo creo que escribir también es hacer justicia, o, por qué no, vengarse.

a mí, desgraciadamente, basta que me prohíban algo para que inmediatamente me empeñe en hacerlo».

Toda mujer escribe para recuperarse a sí misma».

«donde mis libros son realmente revolucionarios es en la lucha feminista; la búsqueda de la libertad personal».

«la ira ha sido el incentivo para que muchas mujeres escriban bien» —que probablemente Ferré haya elaborado tras las lecturas de sus autoras feministas de cabecera: Virginia Woolf, Simone de Beauvoir y Anaïs Nin— dicen mucho de todo aquello por lo que luchó intelectualmente, pero también de lo que en el terreno privado tuvo que soportar

«El buen escritor es andrógino»