«El mundo de los hombres ha olvidado las alegrías del silencio, la paz de la soledad que es necesaria, hasta cierto punto, para la plenitud de la vida humana»,22 y Pablo d’Ors: «El silencio es solo el marco o el contexto que posibilita todo lo demás. ¿Y qué es todo lo demás? Lo sorprendente es que no es nada, nada en absoluto: la vida misma transcurre, nada en especial. Claro que digo “nada”, pero muy bien podría también decir “todo”».23