En vísperas de la Gran Guerra, el joven Enrico, helenista y filósofo, se embarca para Sudamérica y desaparece en el anonimato y en la soledad, un gaucho en la remota Patagonia. Abandona su Gorizia, todavía de los Habsburgos, con su mosaico de culturas diferentes: la ciudad del Michelstaedter, el amigo que ha marcado para siempre su destino, haciéndole vislumbrar un absoluto que no conseguirá alcanzar y sin el cual no conseguirá vivir, dejándole una herencia espiritual que será el único sentido de su vida pero que, demasiado elevada y opresiva, acabará por sumirla en una destructora y obsesiva fidelidad.
Entre la fuga a la Patagonia y el retorno al mar istriano, entre la caída del imperio y las tragedias de la segunda guerra mundial y del comunismo, entre los grandes espacios transoceánicos y el empecinado retiro inmóvil en un escollo del Adriático, la existencia de Enrico, rica de aventuras, amores y vicisitudes, se consume internamente en un ansia de perfección que la conduce a la nada, se quema por exceso de luz y se cierra en un amargo y nostálgico rechazo, sobre el gran fondo del mar, de su encanto y de su vacío. En una narración seca y cortante, acompasada por la sucesión de los hechos y confiada a una escritura épica y esencial, animada por fulminantes epifanías y abierta a continuos escorzos sobre otros personajes, historias y pasiones, Claudio Magris cuenta la historia de un amor por la vida que arriba a la imposibilidad de vivir, una parábola que alude a la odisea de otros grandes fugitivos de la literatura y de la cultura moderna.