¡Eso qué importa! No es cuestión de religión. Es cuestión de un encuentro personal con Dios. De una relación íntima con él. Algo espiritual que va más allá de todo entendimiento. Es cuestión de decisión, de abandono, de entrega. ¡Yo le di un hijo a Dios! ¿Sabes lo que es eso? Él lo recibió en sus manos y me brindó la paz de saber que lo cuidaba; de la misma forma, tu vida, maltrecha o no, buena o no ponla frente al Señor y dile es tuya. Deja que él llene tu jarra vacía, tu espíritu atribulado, que limpie tu mente, que colme de amor tu corazón. El árbol podrido en que te refugiabas fue tragado por el pantano, caíste al fango y has permanecido ahí durante años. Sacúdete el pestilente lodo, ten el coraje, la fuerza y la