Llegando a la conclusión de que ninguna de las herramientas es perfecta y completa, se introduce el concepto de la «huella ecológica». La huella ecológica ha sido desarrollada por Rees y Wackernagel en 1996, pero recién en los últimos años la aplicación práctica del concepto recibe más atención a nivel mundial. La huella ecológica es la única herramienta existente para medir el uso humano del capital natural mediante un indicador de sostenibilidad de índice único. Es entonces la única herramienta existente que permite:
Medir diferentes impactos ambientales generados por la empresa de manera objetiva y científica.
Comparar los impactos generados por los diferentes procesos productivos, equipos o servicios dentro de la empresa, con lo que se da información específica y clave para la toma de decisiones a nivel de gerencia.
Comparar los impactos generados por parte de diferentes empresas entre ellos.
Medir y mostrar las mejoras ambientales logradas por la gerencia ambiental de las empresas de una forma creíble y objetiva a los actores internos (el personal, las accionistas) y externos de la empresa (las autoridades, el cliente, las ONG, la prensa y entidades académicas, etcétera).