—Cuando le conté a Charlotte que nos íbamos a casar —comienza a decir en voz baja—, ella quiso saber cómo te lo había pedido. —Mira a su hija, que está sonriendo, y se echa a reír pasándose la mano por el pelo nervioso—. No ha acabado de convencerla…
«¿Ah, no? Pero ¡si fue perfecto!», pienso. No lo digo en voz alta porque Charlotte está asintiendo con entusiasmo y Abbie se está partiendo de risa a su espalda.
—Me dijo que en los cuentos de hadas no se hace así —prosigue Jake con la voz emocionada. Respira hondo antes de seguir adelante