En este texto, el hablante lírico recurre a escenas eróticas y sensuales, junto con toda la situacionalidad que éstas conllevan, sin tapujos ni prejuicios, para entregar una interesante panorámica de la sensualidad hedonista y placentera.
«Detente allí
donde jugaban
nuestros cuerpos
y oye el eco
que dejamos esparcido,
la piel del tiempo
que revelará cuánto amamos.
Detente allí…»