para salvarnos olvidamos, creemos que somos lo único presente e importante y en cambio somos simples frutos de un árbol que repite, con las estaciones, las mismas y diversas hojas, los mismos y diversos frutos. Llevamos las huellas del rayo que nos alcanzó antes de que naciéramos, completamos y repetimos el diseño de las mujeres y los hombres que nos precedieron.