En esta obra Freire sostiene que la educación de las masas es el desafío fundamental de los países en desarrollo, que necesitan de una educación liberada de todos los rasgos alienantes, que se constituya en el motor del cambio social y construya una pedagogía “para la libertad”.El autor, uno de los pedagogos más importantes del siglo XX, considera que dentro de las condiciones históricas de la sociedad, es indispensable una amplia concienciación de las masas a través de una educación que les permita reflexionar sobre su espacio y su tiempo. A la vez que está convencido de que la elevación del pensamiento del individuo, “que suele llamarse, apresuradamente, politización”, comienza exactamente con esta autorreflexión que lo lleva a profundizar su toma de conciencia y, sobre todo, a transformar su inserción en la historia, ya no como espectador, sino como actor y autor. La pedagogía de Paulo Freire es, por excelencia, una “pedagogía del oprimido”, que no postula modelos de adaptación ni de transición de nuestras sociedades, sino de ruptura, de cambio y de transformación total. La alfabetización y, por consiguiente toda la tarea de educar, sólo será auténticamente humanista en la medida en que procure la integración del individuo a su realidad nacional, en la medida en que pueda gestar en el educando un proceso de recreación, de búsqueda, de independencia y, a la vez, de solidaridad.