Cuando un hombre no siente que representa una diferencia positiva en la vida de alguien, le resulta difícil seguir preocupándose por su vida y sus relaciones. No es fácil sentirse estimulado cuando no se es necesitado. Para sentirse nuevamente estimulado necesita sentir que es apreciado, que confían en él y que es aceptado. Para un hombre, no ser necesitado es una muerte lenta.