¿No les he dicho ya que lo que toman erradamente por locura es sólo una excesiva agudeza de los sentidos?
Obsesionado por el ojo nublado y azulado de un anciano con el que vive, el narrador relata cómo hizo para librarse de aquel ojo enfermo al que asimila con el de un buitre. El asesinato es fríamente planificado y el narrador, quien sostiene estar cuerdo, revela paso a paso el espeluznante crimen. Bajo una atmósfera de nerviosísimo y tensión que se mantienen a lo largo de toda la historia, la falta de empatía y las astutas precauciones del asesino no son suficientes para eliminar la agonía que lo persigue y el escarnio que cree estar tolerando. Este es indudablemente un relato excepcional del terror gótico donde se intenta demostrar la cordura a través de la culpabilidad del crimen. El protagonista refleja una psicología mórbida, como un terreno resbaladizo entre la cordura y la demencia.
Edgar Allan Poe (1809 — 1849), considerado uno de los más grandes escritores estadounidenses, fue un poeta, cuentista y crítico literario. Mediante el uso de recursos innovadores y experimentales, sus historias otorgan una experiencia intensa y singular. Utiliza el terror y la violencia para ahondar en las paradojas y misterios del amor, el dolor y la culpa, y aunque acude a las fuerzas sobrenaturales, las verdaderas tinieblas que explora son las de la mente humana y su propensión a la autodestrucción, representando en buena medida el preludio de la literatura moderna de terror. A pesar de su éxito literario, vivió en la pobreza durante toda su carrera y su vida personal fue muchas veces tan lúgubre como su obra literaria. Tenia problemas con el alcohol y lo atormentaba profundamente la pérdida de su madre y su esposa que murieron de tuberculosis.