solo hay que pensar en esto, que cada día la vida se desgasta y la parte que queda es cada vez menor, sino que también hay que considerar esto otro, que, si alguien pudiera vivir más tiempo, también sería incierto si su mente estaría suficientemente preparada para la comprensión de las cosas y para la contemplación que se despliega ante la experiencia de las cosas divinas y humanas. Pues aunque comience a divagar, no le faltarán la respiración y la alimentación ni tampoco la capacidad de imaginación, el impulso y todo lo demás. Pero se habrán ido extinguiendo en él antes el dominio correcto de sí mismo, la exactitud en darse cuenta de los deberes, la discriminación de los fenómenos, el decidir con claridad si ya conviene quitarse la vida uno mismo46 y todas las cosas similares que requieren absolutamente de uno un razonamiento bien ejercitado. Por ello conviene apresurarse, no solo porque cada uno se halla cerca de la muerte, sino también porque nuestra comprensión de las cosas y sus consecuencias va apagándose.