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Gabrielle Bernstein

El universo te cubre las espaldas

Aduéñate de tu energía y de tu verdadero poder. Encuentra fuerza cuando estés triste, sincronicidad y apoyo cuando estés perdido, seguridad ante la incertidumbre y alegría frente al dolor. Gabrielle Bernstein tiene secretos que revelarte y está decidida a que liberes tu presencia sabiendo que el Universo te cubre las espaldas.

En palabras de la autora: “Mi compromiso con este libro es despertar a tantas personas como pueda a su conexión con la fe y la alegría. En esa conexión podemos ser guiados a nuestro verdadero propósito: ser amor y extender amor. Estas palabras ya no pueden ser hermosas frases manidas que nos limitamos a colgar en las redes sociales. Deben convertirse en nuestra misión. La felicidad y seguridad que anhelamos residen en nuestro compromiso con el amor.”
184 printed pages
Copyright owner
El Grano De Mostaza Ediciones
Original publication
2016
Publication year
2016
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Impressions

  • Gisela Massarashared an impression2 years ago
    👍Worth reading
    🔮Hidden Depths
    💡Learnt A Lot

  • Dulce María De Gabrielshared an impression4 years ago
    👍Worth reading
    🔮Hidden Depths

Quotes

  • Gisela Massarahas quoted2 years ago
    Este mantra kundalini

    Poderoso mantra

  • ramirez94srrhas quoted6 days ago
    Gracias, Universo, por ofrecerme esta tarea divina para que sane y crezca espiritualmente. Estoy preparado y dispuesto a llevar a cabo la tarea con amor. Doy la bienvenida a tu apoyo. Muéstrame dónde ir, qué hacer y qué decir. Confío en que estoy siendo guiado.
  • ramirez94srrhas quoted6 days ago
    Capítulo 3

    Siempre estás siendo guiado, aun cuando creas que no es así

    A medida que vayas avanzando en las lecciones de este libro, te resultará útil tener presente que el mundo es un aula y que las demás personas son las tareas que tienes encomendadas en la escuela de la vida. Cada experiencia que percibes en la pantalla de tu vida te ofrece estas dos opciones: puedes aprender percibiéndola con amor o percibiéndola con miedo. Cada ocasión es un instante santo que te ofrece una tarea espiritual y divina, en la que puedes elegir sanar o quedarte atrapado en las ataduras del pasado. Si eliges llevar a cabo estas tareas que te propone el Universo y estás dispuesto a sanar, entonces te ocurrirán muchos milagros. Pero si no quieres llevar a cabo las tareas, te quedarás atascado en historias y experiencias que ya no te sirven.

    Un poderoso ejemplo de este proceso es mi amigo Lance. Mientras crecía, Lance incorporó una historia basada en el temor que decía que él no era lo suficientemente listo. Se pasaba la vida intentando controlar este miedo, y anestesiaba su incomodidad con alcohol, relaciones, trabajo y todo tipo de comportamientos adictivos. Estos intentos de insensibilizarse no le llevaron a ninguna parte. Poco después de cumplir los 30, Lance empezó a darse cuenta de que solo estaba tratando de evitar su incomodidad, y tomó la poderosa decisión de mantenerse sobrio y emprender la senda de la recuperación.

    Conocí a Lance al comienzo de su recuperación y nos hicimos muy amigos. A esas alturas yo ya llevaba diez años sobria, y era muy consciente de que el miedo puede presentarse de muchas maneras en los primeros pasos del proceso de recuperación. Por lo tanto, era capaz de observar las experiencias de Lance y de ayudarle a ver la lección universal contenida en su incomodidad.

    Cuando llevaba unos dos años sin beber, entró en relación con una mujer asombrosa. ¡Era una dama genial! Le trataba bien y respetaba sus opiniones. Aunque Lance no pudo verlo al principio, lo curioso era que el sentido del humor de esta mujer activaba sus inseguridades. A menudo le tomaba el pelo diciéndole que no estaba enterado de las últimas noticias o que no podía cocinar ni una receta de lo más simple. Estos comentarios, que solo eran una manera de tomar un poco el pelo a un amante, ponían a Lance de los nervios. Su novia solo estaba jugando con él y divirtiéndose, pero estos chistes dieron vida a los viejos temores de Lance de no ser lo suficientemente listo. Entonces proyectó su antigua historia en esta nueva experiencia, eligiendo verla a través de la lente del temor en lugar de con la del amor.

    Vino a pedirme consejo sintiéndose profundamente herido y molesto. Dijo:

    —Voy a tener que romper con ella. Está claro que no soy suficiente para ella. Se merece a alguien más listo que yo.

    Yo le respondí con una inmovilización espiritual:

    —¡Espera un momento, tío! Ahora mismo es tu locura la que está hablando. ¡Estás proyectando tus viejos temores en una situación totalmente inocente!

    En pocos minutos pudo ver con claridad que había proyectado su antigua percepción de miedo en su nueva novia.

    Continué explicando a Lance que esta novia era la tarea perfecta enviada por el Universo para que pudiera afrontar sus temores. Esta mujer no estaba en su vida por accidente: había sido puesta ahí por lo divino, en ese momento en el que él estaba dispuesto a sanar sus viejas heridas y a recuperarse de una vez por todas. Su compromiso de mantenerse sobrio envió al Universo el mensaje de que estaba dispuesto a jugar a lo grande en esta vida y a recuperar su fe en el amor. Le expliqué que inconscientemente había pedido una sanación mayor, y que el Universo se la estaba ofreciendo en la forma de esta mujer amorosa, que activaba todas sus inseguridades para que él se viera obligado a afrontarlas.

    Al principio Lance se resistió a la idea.

    —Es demasiado doloroso. No puedo afrontarlo —dijo—. Ella se merece a alguien mejor.

    —¿Estás dispuesto a ser feliz y a sentirte libre? —le pregunté.

    —Sí, por supuesto —dijo él.

    —Entonces más te vale emprender esta tarea ahora mismo, porque de otro modo se volverá a presentar una y otra vez en todas tus parejas futuras.

    Lance escuchó mi consejo y siguió los pasos que le sugerí con respecto a cómo responder a la tarea que le enviaba el Universo.

    Probablemente tú también tienes una tarea del Universo esperándote. Tal vez sea una historia temerosa del pasado que proyectas en el presente. O tal vez, como Lance, ni siquiera te hayas dado cuenta de que hay algo que afrontar. Tal vez estés asumiendo que eres una víctima del mundo que ves, y que no hay nada que puedas hacer al respecto. Bueno, yo estoy aquí para destruir ese mito. Tú no eres una víctima, y puedes ser libre y feliz. Si estás dispuesto a emprender el camino hacia la libertad, ya es hora de que empieces a hacer la tarea que tienes pendiente.

    Lección universal: El mundo es tu aula y las personas que lo habitan son tus tareas escolares.

    Seguidamente, enumero los pasos que compartí con Lance. Síguelos para iniciar el proceso de abordar las tareas que te propone el Universo.

    Primer paso: Reconoce la tarea y llámala por su nombre

    El primer paso es darse cuenta de que lo que puede parecer una situación tremendamente incómoda es en realidad una tarea que te envía el Universo. En otras palabras, observa tu locura y llámala por su nombre: miedo. Seguidamente, acepta que este miedo ha surgido de esta manera, como una tarea divina, para potenciar tu sanación y tu crecimiento.

    Observa detenida y honestamente la situación que te está causando dolor e identifica cómo activa tus creencias temerosas esa persona o circunstancia. Hónrate por tener la fuerza de ser capaz de verla en lugar de huir de ella. Siéntete orgulloso de considerarla una tarea a realizar.

    Confía en que si no estuvieras preparado para aceptarla, ¡ni siquiera habrías abierto este libro! Al elegir leer un libro como este, has firmado inconscientemente un contrato sagrado que dice que estás dispuesto a apostar fuerte, que estás dispuesto a sanar, y que estás preparado para ser libre.

    Segundo paso: Acepta que no puedes evitar la tarea

    El segundo paso guarda relación con aceptar que solo puedes posponer la tarea, pero no evitarla. Si eliges no aceptar la tarea hoy, continuará presentándose en futuras relaciones y experiencias. Si la evitas, ella continuará presentándose ante ti.

    En esta situación tienes dos opciones. La primera es hacer caso al miedo: enviarlo todo al carajo y salir corriendo. A veces, esta puede parecer la opción más segura pero, confía en mí, no lo es. Escapar del miedo es como correr por una pista de atletismo cerrada. Inevitablemente acabarás en el mismo lugar una y otra vez hasta que lo afrontes verdaderamente.

    De modo que, en lugar de hacer caso del miedo, te recomiendo que te presentes dispuesto a realizar la tarea con gracia, a llevarla a cabo de una vez por todas. Y confía en que el Universo nunca te da algo que no puedas gestionar.

    Tercer paso: Honra tus sentimientos

    Presentarse a realizar la tarea que el Universo nos encomienda requiere que estemos dispuestos a sentir el dolor que nos provoca para poder sanar el pasado. En el camino espiritual mucha gente se salta este paso increíblemente importante. Es fácil tapar el miedo con una afirmación e intentar hacer que se vaya a base de voluntad. Pero debajo de todas nuestras experiencias difíciles están la ira, el resentimiento y el miedo que no hemos sentido.

    La práctica de sanar sufrimientos largo tiempo contenidos comienza en cuanto reconocemos que el sufrimiento está ahí. Date permiso para observar tu rabia, tu enfado y tus resentimientos ocultos. En el capítulo 2 revisitamos viejas historias que habías estado proyectando sobre las nuevas circunstancias de tu vida. Ahora tómate algún tiempo para honrar los sentimientos que viven debajo de esas historias. Debajo de todas tus proyecciones basadas en el miedo hay profundas heridas ocultas que has ignorado por miedo a sentir ese viejo dolor. En lugar de permitir que el dolor esté presente, lo proyectas en otros, en tus circunstancias, incluso en el cuerpo físico. La parte temerosa de tu mente hará lo que sea necesario para distraerte de sentir ese dolor, porque en cuanto empiezas a sentirlo, empiezas a sanarlo. Nos apegamos al miedo por hábito. Estamos convencidos de que es más seguro negar nuestros sentimientos incómodos. Pero aquello que neguemos persistirá, por muy bien que sepamos evitarlo. Aunque afrontar nuestras heridas más profundas puede parecernos terrorífico, la libertad siempre espera al otro lado.

    Cuando empieces a ralentizarte y te abras espiritualmente, es posible que tomes más conciencia de cómo te has venido resistiendo a la verdadera curación. Tal vez veas que tus patrones adictivos han enmascarado tus sentimientos, o que la intensidad de tu energía ha hecho que te muevas tan rápido que nunca te detienes el tiempo suficiente para sentir. Estas conductas son una forma de resistencia inconsciente.

    La verdadera sanación se produce cuando te das permiso para observar los sentimientos que viven debajo de los mecanismos que provocan la activación de tu energía negativa. En lugar de acabar la relación, abandonar el trabajo o evitar la tarea que tienes entre manos del modo que sea, preséntate a realizarla plena y completamente, permitiéndote sentir todo el dolor y toda la rabia.

    Cuando notes que la tarea que te ha enviado el Universo activa una reacción negativa en ti, respira hacia el dolor subyacente. Sentir el dolor te permite atravesarlo y le resta fuerza. Permitirte sentir el dolor te libera de temerlo. En lugar de expresarlo inconscientemente o de dedicar toda tu energía a evitarlo, puedes simplemente sentirlo. Y cuando lo haces, llevas a cabo la tarea encomendada por el Universo y sanas el hábito de una vez por todas.

    Es importante indicar que, a medida que profundizas en este trabajo, es posible que empieces a descubrir sentimientos o recuerdos que te desorienten. Cuando haces el trabajo del sentimiento profundo, con frecuencia afloran a la superficie sensaciones o recuerdos traumáticos. Sé consciente de ellos y, si en algún momento te abruman, busca apoyo terapéutico.

    Si te sientes seguro honrando esos sentimientos, puedes empezar con esta meditación simple. Puedes encontrar el audio de la meditación guiada en www.GabbyBernstein.com/Universe. Este vínculo de recursos también incluye una lista de terapeutas, coaches y grupos de apoyo que pueden ayudarte si tienes que abordar algún trauma.

    Siéntate en un lugar seguro y cómodo donde no vayas a ser interrumpido.

    Inspira e identifica dónde viven el dolor, la ira, el resentimiento y el temor en tu cuerpo. Seguidamente, ponte las manos sobre esa zona, llevándole tu energía y atención.

    Respira lenta y profundamente, permitiéndote sentir el dolor físico y emocional que allí habita.

    Continúa respirando hacia el dolor y la incomodidad. Sé amoroso y delicado contigo mismo al explorar la profundidad de estos sentimientos.

    Con cada respiración, libera el dolor.

    A medida que respires más profundo hacia la incomodidad, empezarás a sentir que se disipa. La tensión de tu cuerpo cederá y empezarás a relajarte.

    Continúa esta práctica hasta que empieces a notar una sensación de alivio.

    En cuanto notes que la sensación se disipa, inspira profundamente y espira aliviado. Continúa respirando así durante un minuto.

    A continuación, toma una respiración profunda hacia el lugar de tu cuerpo donde estés sintiendo dolor. Contén la respiración durante un momento mientras presionas suavemente esa zona con las manos. Visualiza una bola de luz dorada que se vierte hacia ese lugar de tu cuerpo. Al espirar, suelta.

    Toma una última inspiración profunda y suelta.

    Cuando estés preparado, abre los ojos.

    Esta meditación puede proporcionarte una nueva sensación de libertad, y te ayudará a afrontar con tranquilidad la tarea enviada por el Universo. Practícala a diario, o incluso varias veces al día, permitiéndote abrazar el dolor y la incomodidad. Puedes llegar a ser tan bueno en ella que simplemente notes tus sentimientos serenamente durante uno o dos minutos, hallando un gran alivio de la rabia, la ira y el dolor ocultos.

    Cuarto paso: Llama a la compasión

    Probablemente notarás que, a medida que empiezas a percibir tus sentimientos, se establece en ti una sensación de paz que te desengancha del miedo. El paso siguiente es llamar a la compasión. El camino hacia la curación de viejas heridas pasa por honrarte por todo aquello por lo que has pasado, reconociendo el condicionamiento que has experimentado, y por amarte compasivamente volviendo al estado de paz. La compasión es el antídoto de la ira, del resentimiento y del miedo. La compasión te da permiso para soltar y permitir que se produzca una profunda sanación.

    El proceso de la compasión comienza manteniendo un diálogo contigo mismo. ¿Cómo te dirigirías a un niño inocente que estuviera saliendo de un colapso? Piensa en las palabras y en la actitud amable que le ofrecerías. Seguidamente, aplícate esa misma actitud amorosa a ti mismo.

    Tómate un momento para anotar algunas formas de hablarte a ti mismo compasivamente. Por ejemplo, cuando me noto atascada en una de las lecciones que me envía el Universo, me permito sentir la rabia y la ira, y después me doy cuenta de que estos sentimientos vienen de una sensación de no ser digna de amor. El miedo viene de creer que no soy suficientemente buena. Al darme cuenta de estos sentimientos, vuelvo compasivamente al autoamor. Me digo cosas como: “Gabi, has vuelto otra vez al viejo sistema de creencias. Esas historias son tan dolorosas, y honro cómo te sientes. Entiendo lo duro que debe haber sido pasar por ahí. Siento mucha compasión por dónde estás en este momento. Estás segura sintiendo lo que sientes. Te quiero”.

    Estas palabras pueden catapultarme a un lugar de calma. Esta es una práctica de autoalivio, autoamor y autocompasión.

    Lección universal: El camino hacia la curación se abre cuando te amas tanto a ti mismo que la oscuridad del pasado ya no puede coexistir con tu fe en la luz del momento presente.

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