El poemario, Una lengua quebrada, de Gerardo de la Rosa, nos muestra una forma de la poesía experimental, si no nueva sí bien lograda. Conformado por dos apartados, “De Wernicke” y “De Broca” los poemas nos proponen el juego de la escritura y del lenguaje poético. El juego consiste en descifrar el mensaje. Una vez hecho aquel primer paso, lo siguiente es comprender y disfrutar el mensaje mismo, pues los temas transitan del amor al desamor con sus distintos matices. La primera lectura que nos propone el autor es una provocación por saber quién es Wernicke y quién es Broca, para después retarnos nuevamente con la forma de la escritura de los poemas: ¿somos capaces de leer los textos desde la primera lectura? Más, aún, ¿al leerlos comprendemos el mensaje? Cuando eso ocurre, disfrutamos, sin duda, el poemario. (Mar Sanjuan)