Es triste pensar en cuánta gente buscará hoy en el sexo y el dinero lo que estos no pueden dar, y al hacerlo cederán a la tentación y profundizarán su adicción. Es triste pensar cuánta gente en su vergüenza negará no solo el daño de lo que está haciendo sino la profundidad de su cautividad. Y mientras muchos sufren en privado, es triste ver que la cultura que nos rodea parece desquiciarse más y más con el sexo y el dinero cada día que pasa. No obstante, frente a todo esto hay un reposo feliz al saber que Jesús aún reina y continuará impulsando la marcha de su reino hasta que el último enemigo se rinda a sus pies… Así que, sigue adelante y lee este libro como alguien que celebra con tristeza. Es lo que realmente deberíamos estar haciendo entre el “ahora” y el «todavía no,” mientras seguimos esperando con la seguridad de que nuestro Mesías llevará a su fin nuestros conflictos con el sexo y el dinero.