el desarrollo de los sentimientos positivos hacia uno mismo, los demás y los acontecimientos. Sus principios son también la clave para el buen humor, pues aconsejan no criticar, no condenar, no dejarse sorprender por la ingratitud, sino animar, respetar las opiniones de los demás, felicitar con honestidad y sinceridad, y generar alegría a su alrededor, no quejarse y considerar las razones para ser feliz más que las penas, hacer un llamamiento a los sentimientos más elevados, rezar, saber anticipar y aceptar lo peor y lo inevitable para sacar lo bueno, no actuar por algo que pertenece al pasado, sino vivir al día, inquietarse sólo un poco por las cosas que no tienen importancia haciendo un cálculo de probabilidades para seleccionar las preocupaciones, pues siempre le pasan factura a la salud. Propone, finalmente, llenar el espíritu de pensamientos de paz, de ánimo, de salud y de esperanza, y... sonreír.