Jonás acaba de cumplir dieciséis años, lo que significa que sólo le faltan dos meses para recuperar su libertad. Hasta entonces, debe evitar quebrarse; seguir siendo exactamente lo que le piden que sea: un número sencillo, obediente y disciplinado, aunque eso implique soportar los abusos a los que es sometido. Más importante aún, debe mantenerse apartado de los otros internos para prevenir problemas. Incluso pese a los ataques de Gabriel; aun si la sonrisa de Lucía se va apagando. En pocas palabras, Jonás debe hacerles creer que han logrado cumplir su misión: matar al indio que había en él cuando llegó a ese lugar de desgracias, seis años atrás. Pero su límite también se aproxima, ¿llegará antes que su liberación?