¿sabes? Las voces… En fin, no sé. —El tono de Marjorie, exultante y jovial hasta ese momento, se evaporó—. A veces pienso que me las imagino, ¿sabes? —Hizo una pausa, envolvió los brazos alrededor de su pecho y, titubeante, continuó—: La mayor parte del tiempo no están ahí, pero si empiezo a darle vueltas a la cabeza o me obsesiono con ellas, vuelvo a escucharlas, casi como si fuese yo la que hace que aparezcan, como si fuese yo la que está dentro de mi propia cabeza sin ser consciente de ello.