Briony tuvo el primer y tenue atisbo de que para ella ahora no sólo podía haber castillos y princesas de cuento de hadas, sino la extrañeza del aquí y ahora, de lo que ocurría entre las personas, la gente común que ella conocía, y el poder que unos ejercían sobre otros, y lo fácil que era no entender nada, absolutamente nada.