ecca fue al recibidor y corrió las cortinas. Lo que vio la confundió y esa confusión no le permitió pensar con lógica. Se sintió presa de excitación y de emoción, lo que le nubló la mente de tal manera que ningún pensamiento pudo hacerse oír lo suficiente como para detenerla. Los ojos se le llenaron de lágrimas y una sonrisa se dibujó en su cara. Pulsó el código de la alarma hasta que la luz cambió de rojo a verde, corrió el cerrojo y giró la manija. Se sorprendió cuando él empujó la puerta e irrumpió en el recibidor con la fuerza del agua acumulada detrás de una compuerta. Más sorprendente aún le resultó su agresividad. Desprevenida ante el ataque, sintió que sus talones resbalaban sobre el suelo hasta que él la estrelló contra la pared. La tomó primero por los hombros y luego por el pelo de la nuca para llevarla a empellones desde el recibidor hasta la cocina.