Panza de burro

Yo soñaba con curarle la tristeza a Isora, quería ser su perro y ella mi santa con heridas en las rodillas.

Parecía una niña de la época de los guanches

Estuve un ratito así, con la mirada perdida, acordándome de la vez en que Isora me dijo que el marido de Ofelia se había separado de ella porque Ofelia no quería darle al macaneo por las noches, porque se cansaba. Y pensé que a lo mejor toda la fuerza que Ofelia no tenía pa darle al macaneo la había usado en poner bonito el jardín que parecía una selva.

Y vi el mar, el mar y el cielo que siempre parecían la misma cosa, la misma masa gris y espesa de todos los días. Se me ocurrió que la tristeza de la gente del barrio eran las nubes, las nubes clavadas en la punta del cogote, en la parte más alta de la columna vertebral, a la hora de la novela.

Yo me preguntaba cómo ella sabía tantas cosas que yo no sabía y entonces me ponía triste porque pensaba que yo no tenía tristeza propia, que mi tristeza era la de ella pero dentro de mi cuerpo, una tristeza como de imitación, dos tristezas duplicadas, la marca falsa de una tristeza, esa era yo, porque yo no tenía razones por las que estar triste pero me las inventaba.

Yo me aburría mucho pero no me iba, me quedaba al lado de ella escuchando su silencio. Como cuando los maridos se sientan a ver el fútbol y las mujeres los acompañan aunque no les interese, porque los maridos están tristes con la vida y el trabajo en el Sur y hay que estar con ellos porque es obligación.

Me concentré en sentir, pero en mis dedos no había nada. No había latido, como si dentro de su cuerpo no hubiera corazón, solo tripas.

y cuanto más me decía espabílate, muchachita del demonio, más lento lo hacía y por eso a veces mi madre me decía que me quedase jugando, porque yo le atrasaba el trabajo mirando a través de la capita de fil que había entre yo y los clientes.

si algo yo sabía era que Isora y yo estábamos hechas como estaban hechas las cosas que nacen para vivir y morir juntas

Yo nunca sabía decirle adiós a Isora. La miraba como quien se prepara para decir adiós por muchos años