Panza de burro

Yo soñaba con curarle la tristeza a Isora, quería ser su perro y ella mi santa con heridas en las rodillas.

Yo nunca sabía decirle adiós a Isora. La miraba como quien se prepara para decir adiós por muchos años

cuando Isora y yo todavía no éramos amigas pero estábamos predestinadas a serlo, porque si algo yo sabía era que Isora y yo estábamos hechas como estaban hechas las cosas que nacen para vivir y morir juntas y me di la vuelta y le dije shit, acompáñame aunque sea hasta cas los homosecsuales, acompáñame, chacho, que yo siempre te acompaño

los trataban como les hubiese gustado tratar a los maridos,

Isora le decía que bitch significaba abuela en inglés

quiero ser como ella, tan echadita palante, tan sin miedo.

Había munchitos, risketos, gusanitos, conguitos, cubanitos, sangüi, rosquetitos de limón, suspiritos, fanta, clipper, sevená, juguito piña, juguito manzana

más abajo la casa de doña Carmen y ya más abajo no sabía, porque para mí la casa de doña Carmen era como el límite del mundo

y más abajo la de un primo de abuela que tenía muchas viñas y muchos naranjeros y que decían que tenía dos mujeres la esclava y la mujer porque vivía con la mujer y la cuñada y la mujer siempre estaba de punta en blanco y la cuñada le fregaba la casa y le atendía el terreno

todo el mundo sabía que detrás de las nubes vivía un gigante de 3718 metros que podía pegarnos fuego si quería.