Esta historia, por la cual confieso que siento preferencia, era difícil de escribir, no a causa de lo que tenía que escribir, sino porque me había propuesto firmemente no escribir acerca de ella. Lo que he hecho hecho está. Ni las palabras, ni los pesares pueden reparar ahora las imperfecciones que están ahí, evidentes, patentes, numerosas, y divertidas. La historia fue escrita hace unos diez años. Y aún recuerdo perfectamente bien mi firme y solemne resolución de no dejarme seducir por el tema.