Con su pelo dorado y sus chispeantes ojos verdes, Tessa Donovan parecía una chica normal y corriente, no una mujer de negocios o una rompecorazones. Razón que podía explicar por qué el detective Asher apenas reparó en ella cuando llegó a la cervecería de su familia para investigar un robo. Él ya tenía suficientes problemas, empezando por el hecho de que su compañera de trabajo, Simone, estaba embarazada y todo el mundo pensaba que él era el padre.
Tessa también tenía los suyos. La afición de su hermano a las mujeres podía estar amenazando el negocio y la tensión conseguiría separar a la familia, que siempre había estado muy unida. De hecho, lo único que podía unir a los hermanos Donovan era ver que un hombre andaba detrás de su hermanita. Sobre todo, un hombre como Luke Asher. Pero Tessa fue capaz de ver más allá de los rumores, de reconocer al hombre que se escondía tras ellos. Luke Asher no era lo que la gente pensaba, y tampoco ella.