Este libro es, en muchos sentidos, un viaje a las tinieblas de nuestra guerra, a las profundidades del horror representadas en las masacres; al esclarecimiento, el reconocimiento y comprensión de cómo se perpetran, cuándo y dónde se ejecutan, quiénes las llevan a cabo, contra quienes van dirigidas y por qué y para qué se incorporan dentro de las estrategias de los actores armados. Representa un viaje en el cual el tiempo, el espacio y las responsabilidades van develando una inesperada diferenciación entre los actores armados que se consolida a medida que se prolonga y se escala el conflicto armado, como si las partes en contienda pretendieran afirmar sus contrastes no solo en los discursos sino en sus acciones, e imprimir su huella distintiva en la violencia. Este libro nos recuerda crudamente que la violencia es el lenguaje de la guerra y el horror, su mensajero más lapidario y devastador.