Durante su gestión como corresponsal del Heraldo de Cuba en Washington, Pedro Henríquez Ureña fue un testigo excepcional de los sucesos ocurridos entre 1914 y 1915: el inicio de la Primera Guerra Mundial o la intervención de las tropas estadunidenses en Veracruz, entre otros sucesos que quedaron plasmados en sus artículos breves, pequeños ensayos de un lenguaje culto y sencillo que prefiguran al gran hispanista de los años posteriores y que quedan reunidos en este volumen.